¿Conoces la readaptación deportiva? ¡Te contamos lo contamos todo!

La readaptación deportiva es el enlace entre la fisioterapia y la práctica del deporte. Este procedimiento se emplea cuando una persona, sea deportista o no, sufre una lesión  y después de un largo periodo de inactividad, debe recuperar sus ocupaciones diarias.

La principal función del readaptador es ayudar al paciente a recuperar la musculatura pérdida durante la lesión y así posibilitar el desempeño de las tareas que realizaba antes del parón. Para ello, es importantísimo recuperar la musculatura perdida durante la lesión. Este tipo de rehabilitación suele darse tras una intervención quirúrgica, una inmovilización o cualquier lesión que implique un largo periodo de reposo.

Así pues, el objetivo de la readaptación deportiva es conseguir que el paciente recupere la capacidad física que tenía antes de la lesión. En el caso de que sea un deportista, el readaptador le introducirá de nuevo en la dinámica de entrenamientos.

La readaptación deportiva también evita recaídas

Otro aspecto muy interesante de dicha readaptación es preparar al paciente para evitar que recaiga en la misma lesión o derivadas. Por lo tanto, se realiza un trabajo de prevención en las zonas más vulnerables, así como un trabajo de propiocepción para garantizar una mejor resistencia de la zona afectada.

Ahora que ya conocemos que es la readaptación deportiva, la pregunta es, ¿Cuándo se tiene que aplicar? Pues bien, se recomienda que después de sufrir una lesión que precise de readaptación de acuerdo con la durada de inactividad que haya comportado. Por ejemplo, sobrecargas musculares, esguinces de tobillo de grado 1 o contracturas que provocan entre 1 y 4 días de inactividad, incluso lesiones graves como pueden ser rupturas de ligamentos, fracturas, osteopatías, etc. En todos los casos, se recomienda entre 3 a 18 sesiones o más de readaptación, siempre proporcional a la durada y la gravedad de dicha lesión. Se aconseja ponerse en contacto con un especialista para acordar exactamente los periodos y el trabajo a realizar.

Para simplificarlo, podríamos comparar una sesión de readaptación con una sesión de entrenamiento personal. Aunque existe una gran diferencia, en una sesión de readaptación se concentra básicamente el trabajo de la zona afectada, se realizan ejercicios en función de la fase en la que se encuentra el paciente y existen varias limitaciones según la gravedad de la lesión.

Además, se puede trabajar con deportistas de élite que tienen el objetivo de volver a la práctica deportiva a un nivel óptimo, o con personas de edad avanzada que hayan podido tener dificultades de movilidad, o incluso con niños que hayan sufrido algún tipo de lesión. En consecuencia, queda más que demostrado que la readaptación es importante para todos y hay que tenerla en cuenta y aplicarla siempre que el cuerpo la necesite.

Recordad que para prevenir futuras lesiones es necesario hacer estiramientos antes y después del entrenamiento y complementar la actividad física con una dieta equilibrada y saludable.

¡Fuerza salud y constancia!

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